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lunes, 29 de enero de 2018

Con él llego la democracia a Galdakao

Justo Sagarminaga Barrena Primer teniente alcalde de Galdakao tras la Dictadura



Corría el año 1979 cuando, bajo el mandato del alcalde Pedro Eguileor, Justo Sagarminaga tomó las riendas del Departamento de Hacienda del Ayuntamiento de Galdakao. Era la primera vez tras cuarenta años de dictadura que un gobierno elegido por el pueblo entraba en aquel Consistorio, una entidad "en ruinas" que había que levantar con mucho trabajo y dedicación.



Es precisamente la palabra trabajo la que ha acompañado la vida de este natural del barrio de Elexalde, fallecido el pasado sábado a sus 88 años. Comenzando por su labor en el Ayuntamiento, al que entró "como teniente alcalde en unos tiempos muy duros", tal y como asegura Juanma Yurrebaso, el que fuera presidente de la junta directiva del PNV galdakoztarra. "No había dinero ni para comprar un tiesto. Pero ahí estaba Justo para solucionarlo", alaba el que fuera compañero suyo en aquella legislatura. Aunque era treinta años más joven, Juanma mantiene un recuerdo muy vivo de su colega. "Justo abandonó el Ayuntamiento cuatro años más tarde, dejándolo totalmente saneado. Si en la campaña electoral se habían prometido cien proyectos, con Justo se pudieron hacer trescientos", rememora Juanma.

"Mi padre recordaba esa fecha como una época de mucho trabajo pero muy satisfactoria porque de verdad creía que la labor que había hecho merecía la pena", apunta su hijo Fernando.

Justo celebraba su cumpleaños cada 14 de septiembre, día grande de Galdakao y en plenas fiestas patronales. 

Cuando llegó al Ayuntamiento se encontró con una institución "en ruinas" que había que levantar.

Además de trabajador, Justo era "serio, correcto y responsable". "Tenía una forma de vida muy metódica. Nunca se perdió con nosotros en los bares, se cuidaba mucho y siempre iba a comer a casa", añade Juanma.

Aparte de su labor como político, este vecino se ganó el pan en Tenería Bilbaína, primero como administrativo y después como gerente hasta que se jubilara en 1983. Esta empresa ubicada en el barrio de Urreta trabajaba la piel. "Hacían desde guantes hasta correas para las máquinas de Altos Hornos" pasando por las suelas para la Yanco, la firma mallorquina de zapatos de lujo, explica Fernando.

Siempre al día. Tras su jubilación, Justo seguía interesándose por todo lo que ocurría a su alrededor. No había día que no se pasara por el batzoki que ayudó a levantar, para enterarse de las últimas novedades acontecidas dentro y fuera de las fronteras galdakoztarras.

Informarse a diario, formaba parte de su bien trenzada rutina diaria que comenzaba con la compra de este diario cada mañana. "La lectura de DEIA fue una constante en su vida", apunta Fernando. Tras este desayuno informativo, Justo daba un largo paseo por los montes de alrededor hasta la hora de la comida. Su cuidada huerta y las reuniones con su familia y amigos completaban la corta lista de vicios de este galdakoztarra de pro que llevaba tan adentro a su pueblo que hasta eligió su Día Grande, el de la Exaltación de la Santa Cruz, el 14 de septiembre, para venir al mundo.

Fuente: Deia