Sobre las nueve y media de
la mañana, ocurrió en el paso a nivel de Urbi
de la línea de ferrocarriles Vascongados, un accidente de los que por
desgracia, venían repitiéndose con harta frecuencia.
Estado del camión tras el choque. Foto Gil de Espinar.
Conducido por el chofer Juan Elorza Linaza, de 34 años, casado,
natural de Bedia y con domicilio en Usansolo, marchaba hacia el barrio de Urbi
un autocamión de la matrícula de Vitoria, con cargamento de materiales de
construcción para una obra que en dicho punto llevaba a cabo el contratista Juan
Bautista Azcuénaga para Muñuzuri y
Compañía, llevando en el pescante, al ayudante del conductor, José María Bengoetxea, de 19 años,
soltero, natural de Bedia y vecino de Usansolo.
Estado del camión después del accidente. Foto Gil de
Espinar.
Se ignoraba si la barrera
del paso a nivel estaba echada o no, pero lo cierto es que el autocamión
embistió al tren de lujo “Pullmann”,
que salía de Bilbao hacia San Sebastián a las 9,20 de la mañana, inutilizándole
la locomotora eléctrica.
La acometida fue tan
violenta, que después de arrastrarlo algún trecho, el camión salió despedido
yendo a estrellarse contra un poste que sostenía un cable de alta tensión,
cable que cayó sobre el camión y estuvo a punto no solo de
incendiarlo, sino de causar víctimas. Sus dos ocupantes fueron despedidos de
sus asientos y quizá a esta circunstancia deben el haber quedado con vida.
Momentos después de
ocurrir la desgracia pasó junto al lugar del suceso, un tranvía de Arratia, y
entre sus viajeros y los del tren rápido que sufrieron un susto mayúsculo,
prestaron auxilio al chofer y a su acompañante, que se hallaban lesionados.
Sin pérdida de tiempo se
les trasladó en el mismo tranvía, al botiquín de la fábrica de “La Basconia”, en cuyo lugar les practicó
una cura de urgencia el medico Cosme
Damián y el practicante Manuel Fernández.
Seguidamente se les condujo al Hospital civil de Basurto en la autocamilla
del Instituto de Higiene de la Diputación, donde fueron nuevamente atendidos y después de curados de primera intención,
quedaron hospitalizados.
A Juan Elorza se le apreciaron
contusiones y erosiones generalizadas, de pronóstico reservado, y a José María
Bengoetxea, la fractura de la clavícula izquierda, por su tercio inferior;
fractura de la rótula derecha, heridas contusas en el muslo del mismo lado, y
contusiones y erosiones generalizadas, de pronóstico grave. Ambos ingresaron en
una sala de cirugía del benéfico establecimiento.
Como la locomotora
eléctrica del rápido quedo inutilizada, el coche motor que arrastraba el convoy
férreo sufrió averías considerables. Presentaba un boquete de grandes
dimensiones en uno de los costados. Hubo necesidad de sustituir el coche para
que el tren prosiguiera su marcha y por tanto salió de Bilbao una máquina de
socorro, con la que el tren siguió su viaje a la capital donostiarra. El
autocamión sufrió importantísimas averías, sobre todo en la parte delantera.
Destrozos
causados en el ferrocarril. Foto Gil de Espinar.
Respecto a las causas del
suceso, circularon diversas versiones, siendo la más extendida la de que los
conductores del autocamión, para preservarse del viento y del agua, llevaban
echada la capota y cerrados los laterales del “baquet”, y no se dieron cuenta o se dieron tarde, cuando el choque
era inevitable del paso del tren, y quizá debido a esto, no vieron
oportunamente que el tren se acercaba al paso a nivel.
El paso a nivel de Urbi se
divisaba desde larga distancia y este detalle hacia un tanto inexplicable la
forma en que ocurrió el accidente. El juez municipal se persono en Urbi y
comenzó a instruir diligencias.
Fuente: Euzkadi
y El Liberal.