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jueves, 1 de abril de 2021

Manuel Castaños, el jugador centenario del Athletic

Era la única persona que podía presumir de haber jugado en el Athletic anterior a la Guerra Civil. Incluso contaba que llegó a ver, aunque todavía era un recién nacido, a un emergente conjunto rojiblanco en el que jugaban varios futbolistas extranjeros. Su vida ha sido paralela a la centenaria historia del club. Castaños falleció a los 100 años en la localidad vizcaína que le vio nacer, Galdakao.

 
 
 
 
Finalmente, su deseo expresado por su hijo cuando el club le tributó un emocionante homenaje se ha cumplido. Su anhelo esbozado a familiares y amigos siempre era: "Que mientras viva, nunca bajemos a Segunda". La emoción superó aquel día a Castaños. Cuando el presidente del Athletic le entregó una camisa del equipo con un 100 en la espalda, coincidiendo con la fecha en la que cumplía el centenario, el ex jugador se quedó sin palabras. Apenas pudo exclamar, con la voz entrecortada, un "¡Aúpa Athletic!" que va más allá del sentimiento de pertenencia a un club deportivo.
 

 
Visita del Athletic a la carcel de Sevilla para visitar a los excompañeros Manuel Castaños y José Luis Ispizua. Dibujo Deia.


Porque si por algo ha estado marcada la existencia de Castaños ha sido por el lustro en el que vistió la zamarra rojiblanca. Cuando era un niño ansiaba vestir aquellas indumentarias propias de la época del Athletic casi invencible, amplias y duras camisas remangadas de bandas anchas y pantalones cortos por debajo de las rodillas y bien ajustados a la cintura.

Con 20 años, y después de militar en el Sendeja, el Elcano y el Acero Club, le llegó su gran oportunidad. Después de varias pruebas, primero en Baracaldo y después en San Mamés, convenció al técnico del Athletic, el húngaro Lippo Hertza, para que se lo llevara a una gira por Centroeuropa en el año 1926.

Nunca fue una figura, los periodistas de la época lo describían como un medio derecha "de furia, garra, un luchador nato de más fuerza que técnica", pero sí coincidió en el equipo con varias leyendas rojiblancas. En sus primeras temporadas compartió vestuario con los últimos representantes de la generación de Pitxitxi y Belauste: Txomin Acedo, Goienetxea y Txirri I se encargaron de instruir a un joven Castaños. Luego llegaron los años del mítico entrenador Mister Petland con el que consiguió dos dobletes, Liga y Copa, consecutivos en las temporadas 1929/30 y 1930/31.

En aquella época, pertenecer al mejor equipo del estado ni siquiera alcanzaba para vivir. Castaños completaba su salario como futbolista 175 pesetas al mes poniendo contadores eléctricos a domicilio. Los vecinos recibían orgullosos y agasajaban la visita del electricista-jugador.


                              Manuel Castaños durante el homenaje que le dio el Club.

 

Después, llegó la Guerra Civil y el final de la carrera de Castaños. Fue hecho prisionero por las tropas italianas cuando esperaba un barco que lo llevara al exilio. En el penal de Sevilla jugaba en el patio con el resto de reclusos y era respetado por eso de haber pertenecido al equipo legendario de los años 20. Allí era una personalidad y todos escuchaban con atención los relatos de sus viajes a Suiza, Hungría, Austria y Rumanía con el Athletic.

Durante sus últimos años, Manuel Castaños seguía al Athletic por la radio y los periódicos. Atrás quedó su niñez, en la que se enteraba de los resultados de fuera de casa por una pizarra que colocaban en la antigua sede del club.

 

Fuente: El Mundo