Simón Linaza
Galarza, nació en Galdakao en 1888, estudio perito industrial por
correspondencia y se casó en 1916 con Tomasa Undabeitia Ealo con la que tuvo
cuatro hijos, tres niñas y un niño.
Igarobide.
Pasaporte vasco.
Fue alcalde de Galdakao
en el periodo de 1931-33 y tras el periodo derechista, volvió a ser elegido
alcalde el 23 de febrero de 1936. Al estallar la guerra civil el 18 de julio de
1936 y ante las dificultades que preveía se avecinaban, quiso de dejar la
alcaldía pero a instancias del director de “La Dinamita”, en la que ocupaba un
buen puesto, y que insistía debía continuar en la Alcaldía, lo hizo hasta el 15
de junio de 1937, en que Galdakao fue ocupado por los franquistas.
Cuando fue ocupado
Galdakao, se encontraba custodiando la fábrica de “La Dinamita” en previsión de
que pudieran sabotearla y explosionarla. Se trasladó a Bilbao esperando se
reorganizase la normalidad y volver a su puesto de trabajo.
Por consejo de un
buen amigo y compañero, con ideas afines a los sublevados, que había sido secretario
del Ayuntamiento durante su mandato, le escondió en su casa por miedo a
represalias.
Su cuñado Pablo
Ochoa de Alda, que huido de Galdakao por la guerra, había quedado en Artzentales
en zona de nadie, pasó por un túnel a la zona conquistada para localizarle y
ponerse en contacto con él, le aconsejó que permaneciese oculto hasta ver como
se desarrollaban los acontecimientos.
Pasaban los días y
ante los rumores que llegaban a sus familiares y amigos de que buscaban su
paradero y su cabeza, se pensó que lo más conveniente era que huyese a Francia.
Había que preparar el viaje.
Se enteraron de
que podía pasar la frontera por Elizondo y organizaron el viaje. Pablo Ochoa de
Alda tenía un primo, Juan Ochoa de Alda, que era de los pocos que en aquella
época era dueño de un turismo y que era de fiar.
Juan Ochoa de
Alda, con su novia y Simón, salieron de Bilbao hacia Vitoria camino de
Pamplona. Compraron una boina roja, se la pusieron a Simón y emprendieron
viaje. Los tres apenas se hablaban por el miedo que llevaban, cuando en Legutiano,
les paró una pareja de la Guardia Civil.
“Ha habido un
soplo”- pensaban-, “Ya nos han localizado”, pero cuál fue su alivio cuando la
pareja de oficiales, les preguntaron si podrían acercarles hasta Vitoria. “Con
mucho gusto” y forzando la conversación con la pareja de guardias llegaron a la
capital alavesa, donde los guardias se apearon y ellos continuaron viaje a
Pamplona.
En Pamplona le
acogieron en casa de los Olabarrieta, amigos de la familia, en la que debió
estar algo más de un mes y desde donde se preparó a base de información y
dinero, su fuga por Elizondo. Monta por fin un día en el autobús camino de
Elizondo, cuando a mitad de camino paran el autobús preguntando por un tal
Simón Linaza. “Adiós, ya me han localizado y vienen a detenerme” penso. Pero
no, eran unos conocidos del enlace de Elizondo para decirle que había habido un
soplo en el pueblo y que en esos días no se podían hacer el paso por la muga y
que se volviese a Pamplona.
Tarjeta de identidad y salvoconducto de "La Dinamita"
Pasados muchos días,
paso la alarma y tras dar la contraseña al enlace (un pastor del pueblo), un
grupo pequeño de personas se pusieron de noche camino de Iparralde. Tras mucho
andar llegaron a una alambrada, donde el pastor se despidió y les dijo que tras
la alambrada siguieran andando y habrían llegado. Caminaron bastante y no
encontraban a nadie. Por fin, asustados de verse tan solos, divisaron a lo
lejos un caserío. Se acercaron y encontraron a una señora joven. Simón le hablo
en francés, le hablaron en castellano, hasta que a Simón se le ocurrió hablarle
en euskera y es cuando se entendieron.
Tras residir dos
años en Francia, embarcó hacia Filipinas donde tenía alguna amistad, a pesar de
que algún amigo le aconsejo que fuera a Venezuela. Estando en Filipinas estalló
la Segunda Guerra Mundial y los japoneses invadieron el país. Se puso en
contacto con Chalbeaux, que había sido un alto dirigente de la Fábrica de
Galdakao y embarcó con destino a Venezuela.
Entre tanto en
Galdakao, por odio hacia él, a sus hijas se les impuso fregar las escaleras del
ayuntamiento, pero un coronel conocido de la familia que estaba al mando en
Galdakao, enterado de ello, rompió el parte y anuló el castigo. Pero a este militar
le trasladaron de provincia y volvieron las venganzas de que sus dos hijas
tenían que fregar las escaleras del Ayuntamiento. Enterada su tía Francisca
Undabeitia de este nuevo parte y como tenía amistad con alguno de los nuevos
ediles, se presentó en el Ayuntamiento diciéndoles que sus sobrinas no fregaban
el Ayuntamiento y que ella estaba dispuesta a pagar lo que fuera a una señora
de la limpieza que quisiera hacerlo. Ya no les volvieron a molestar más.
Al de quince años
de estar exiliado y tras varios viajes de su esposa de Venezuela a Euskadi y
viceversa, se decidió a hacer un viaje a Euskadi para visitar a la familia.
Estuvo varios años más en Caracas y por fin en el año 1964, decidió
definitivamente fijar su residencia en Bilbao.
Un antiguo
empleado del Ayuntamiento de Galdakao le denuncio y paso rápidamente a Francia,
pensando en residir allí. Alberto Santamaría, su yerno, conocía al padre jesuita
De los Ríos, que a su vez era amigo del Secretario de Arias Navarro, entonces
ministro de Franco, que sustituyó a Carrero Blanco en la Presidencia del
Gobierno, quien anuló totalmente todos los cargos y autorizando su residencia
en España. Ya pudo vivir tranquilamente en Bilbao. Murió en 1967.
Fuente: Familia Linaza.