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miércoles, 23 de noviembre de 2022

El alcalde republicano

Simón Linaza Galarza, nació en Galdakao en 1888, estudio perito industrial por correspondencia y se casó en 1916 con Tomasa Undabeitia Ealo con la que tuvo cuatro hijos, tres niñas y un niño.

                                    Igarobide. Pasaporte vasco.

 

Fue alcalde de Galdakao en el periodo de 1931-33 y tras el periodo derechista, volvió a ser elegido alcalde el 23 de febrero de 1936. Al estallar la guerra civil el 18 de julio de 1936 y ante las dificultades que preveía se avecinaban, quiso de dejar la alcaldía pero a instancias del director de “La Dinamita”, en la que ocupaba un buen puesto, y que insistía debía continuar en la Alcaldía, lo hizo hasta el 15 de junio de 1937, en que Galdakao fue ocupado por los franquistas.

Cuando fue ocupado Galdakao, se encontraba custodiando la fábrica de “La Dinamita” en previsión de que pudieran sabotearla y explosionarla. Se trasladó a Bilbao esperando se reorganizase la normalidad y volver a su puesto de trabajo.

Por consejo de un buen amigo y compañero, con ideas afines a los sublevados, que había sido secretario del Ayuntamiento durante su mandato, le escondió en su casa por miedo a represalias.                                  

Su cuñado Pablo Ochoa de Alda, que huido de Galdakao por la guerra, había quedado en Artzentales en zona de nadie, pasó por un túnel a la zona conquistada para localizarle y ponerse en contacto con él, le aconsejó que permaneciese oculto hasta ver como se desarrollaban los acontecimientos.

Pasaban los días y ante los rumores que llegaban a sus familiares y amigos de que buscaban su paradero y su cabeza, se pensó que lo más conveniente era que huyese a Francia. Había que preparar el viaje.

Se enteraron de que podía pasar la frontera por Elizondo y organizaron el viaje. Pablo Ochoa de Alda tenía un primo, Juan Ochoa de Alda, que era de los pocos que en aquella época era dueño de un turismo y que era de fiar.

Juan Ochoa de Alda, con su novia y Simón, salieron de Bilbao hacia Vitoria camino de Pamplona. Compraron una boina roja, se la pusieron a Simón y emprendieron viaje. Los tres apenas se hablaban por el miedo que llevaban, cuando en Legutiano, les paró una pareja de la Guardia Civil.

“Ha habido un soplo”- pensaban-, “Ya nos han localizado”, pero cuál fue su alivio cuando la pareja de oficiales, les preguntaron si podrían acercarles hasta Vitoria. “Con mucho gusto” y forzando la conversación con la pareja de guardias llegaron a la capital alavesa, donde los guardias se apearon y ellos continuaron viaje a Pamplona.

En Pamplona le acogieron en casa de los Olabarrieta, amigos de la familia, en la que debió estar algo más de un mes y desde donde se preparó a base de información y dinero, su fuga por Elizondo. Monta por fin un día en el autobús camino de Elizondo, cuando a mitad de camino paran el autobús preguntando por un tal Simón Linaza. “Adiós, ya me han localizado y vienen a detenerme” penso. Pero no, eran unos conocidos del enlace de Elizondo para decirle que había habido un soplo en el pueblo y que en esos días no se podían hacer el paso por la muga y que se volviese a Pamplona.

                     

                       Tarjeta de identidad y salvoconducto de "La Dinamita"


Pasados muchos días, paso la alarma y tras dar la contraseña al enlace (un pastor del pueblo), un grupo pequeño de personas se pusieron de noche camino de Iparralde. Tras mucho andar llegaron a una alambrada, donde el pastor se despidió y les dijo que tras la alambrada siguieran andando y habrían llegado. Caminaron bastante y no encontraban a nadie. Por fin, asustados de verse tan solos, divisaron a lo lejos un caserío. Se acercaron y encontraron a una señora joven. Simón le hablo en francés, le hablaron en castellano, hasta que a Simón se le ocurrió hablarle en euskera y es cuando se entendieron.

Tras residir dos años en Francia, embarcó hacia Filipinas donde tenía alguna amistad, a pesar de que algún amigo le aconsejo que fuera a Venezuela. Estando en Filipinas estalló la Segunda Guerra Mundial y los japoneses invadieron el país. Se puso en contacto con Chalbeaux, que había sido un alto dirigente de la Fábrica de Galdakao y embarcó con destino a Venezuela.

Entre tanto en Galdakao, por odio hacia él, a sus hijas se les impuso fregar las escaleras del ayuntamiento, pero un coronel conocido de la familia que estaba al mando en Galdakao, enterado de ello, rompió el parte y anuló el castigo. Pero a este militar le trasladaron de provincia y volvieron las venganzas de que sus dos hijas tenían que fregar las escaleras del Ayuntamiento. Enterada su tía Francisca Undabeitia de este nuevo parte y como tenía amistad con alguno de los nuevos ediles, se presentó en el Ayuntamiento diciéndoles que sus sobrinas no fregaban el Ayuntamiento y que ella estaba dispuesta a pagar lo que fuera a una señora de la limpieza que quisiera hacerlo. Ya no les volvieron a molestar más.

Al de quince años de estar exiliado y tras varios viajes de su esposa de Venezuela a Euskadi y viceversa, se decidió a hacer un viaje a Euskadi para visitar a la familia. Estuvo varios años más en Caracas y por fin en el año 1964, decidió definitivamente fijar su residencia en Bilbao.

Un antiguo empleado del Ayuntamiento de Galdakao le denuncio y paso rápidamente a Francia, pensando en residir allí. Alberto Santamaría, su yerno, conocía al padre jesuita De los Ríos, que a su vez era amigo del Secretario de Arias Navarro, entonces ministro de Franco, que sustituyó a Carrero Blanco en la Presidencia del Gobierno, quien anuló totalmente todos los cargos y autorizando su residencia en España. Ya pudo vivir tranquilamente en Bilbao. Murió en 1967.

 

Fuente: Familia Linaza.