Gorostiza y Barrutia guardaron la mayoría de documentos del PNV y el Gobierno vasco que fueron a Sabino Arana Fundazioa.
Mari Gorostiza y Ander Barrutia fueron guardianes de una parte de la historia de Euskadi entre 1936 y 1992. El matrimonio conservó la mayoría de documentos del PNV y del Gobierno vasco hasta que se constituyó el Archivo del Nacionalismo Vasco en Artea de manos de Sabino Arana Fundazioa. En Baiona, primero en Villa Antoniette y a continuación en Villa Izarra, fueron asimismo testigos durante 21 años de las reuniones del EBB del partido jeltzale en el exilio.
Mari conoció a Ander en Baiona tras pasar la frontera de forma clandestina. Fotos: Xabier Barrutia Gorostiza.
El gudari del batallón Amayur Ander Barrutia Zuazubiskar, de Arrasate, y la resistente en Iparralde Mari Gorostiza Pomposo, de Galdakao, fueron un matrimonio a reivindicar en la actualidad según diferentes voces. Así, por ejemplo, el presidente de Intxorta 1937 Kultur Elkartea estima que "son parte de esa generación de resistentes abertzales, comprometidos por la causa de las libertades vascas, que hicieron posible que hoy continúen vigentes las aspiraciones de ser soberanos en la toma de nuestras decisiones como pueblo", valora Juan Ramón Garai. Añade que "recordar su trayectoria, sacarlos del olvido, es una deuda pendiente con estas personas", e informa de que esta pareja será una de las recordadas en el homenaje a las niñas y niños de la guerra del Debagoiena que se prevé llevar a cabo el 26 de abril en Elgeta.
El exparlamentario del PNV Iñigo Agirre coincide con Garai en que hay que rescatar del silencio la figura de ambos. "Conocí a Barrutia y era un hombre de total disponibilidad y confianza, servicial a tope, alarde de discreción; y la amabilidad y disponibilidad de Mari hacía del matrimonio una pareja de la que no es posible olvidarse. Merecido homenaje el que se les dispensó en el Alderdi Eguna de 1992", aporta el de Elorrio. "Ander me contaba que estaba orgulloso de su papel de custodio: archivo, biblioteca, hemeroteca, microfilms...".
Según detalla Garai, Barrutia era natural del barrio Garagartza de Arrasate. Sin tener curado un corte en un pie, salió a frenar a los facciosos con miembros del sindicato STV a Isuskitza. De tanto trasiego, el pie empeoró y su hermano lo llevó en burro a casa de un médico, facultativo que acabaría fusilado por los falangistas. A continuación, Ander se alista en el batallón Amayur al tiempo que su familia huye con el ganado hacia Bilbao. El 3 de mayo cae herido por impacto de bala en una mano en Sollube y lo curan en hospitales de Algorta y Santander. En el segundo, con un médico también de Arrasate.
Aquella situación tuvo consecuencias. "Un tribunal me declaró inútil para la guerra y me dijeron que tenía que ir a Francia. Me llevaron a Mieres y a Gijón y de chiripa entré en un barco inglés que iba a Burdeos", testimoniaba Barrutia a Intxorta 1937 en Lapurdi.
Sin embargo, el destino del gudari volvió a cambiar en cuestión de horas. A los mutilados los subieron a un tren y los enviaron a Barcelona. Residió en Banyoles, Castelló y Barcelona. Meses sin cobrar nada. Y su herida en la mano iba a peor. "Aquí tienes operación, me dijo el médico". Barrutia sentía "tres dedos muertos". Tras operarlo, lo trataron con masajes eléctricos. Un tribunal acabó dándole un 83% de incapacidad.
Al no poder utilizar el fusil, lo destinaron a hacer guardias hasta que pasó los Pirineos. Por segunda vez, lo enviaron en tren a Catalunya "por no tener papeles". En un nuevo intento, acabó en Saint Cyprien. El recibimiento en el campo de internamiento galo fue duro. "Pasamos 20 días durmiendo sobre la arena y con comida preparada con agua de mar". Gracias a su hermana exiliada en Donibane Lohizune puso su vida a salvo en el hospital de La Roseraie en agosto de 1939.
EN LA RESISTENCIA
Pero un nuevo giro, el del estallido de la II Guerra Mundial, vuelve a ponerlo en jaque cuando trabajaba en Tarbes construyendo obuses. En el momento en que los nazis ocupan Francia, sufre cálculos renales: "¡Echaba sangre por la orina!". Se suma a la resistencia. Pasaba información a través de una radio clandestina de Mont de Marsan. Se relacionó entonces con personalidades como Leizaola, Robles Aranguiz, Eliodoro de la Torre o Likiniano.
Barrutia cumplió labores de espionaje para los estadounidenses, y acabó trabajando en el Gobierno vasco de Baiona. En 1947, una mujer de Galdakao llamada Mari Gorostiza llegó a aquella zona tras pasar la frontera de forma clandestina. "Nos conocimos en 1950 y al año siguiente ya nos habíamos casado", apuntaba el propio Ander.
Residían en Villa Antoniette y Villa Izarra. "Allí se hacían las reuniones con Ajuriaguerra o Iñaki Unzueta", detallaba, y se mostraba orgulloso de cuidar "el archivo del partido. Además, nos trajeron también el del Gobierno vasco de París. Toneladas de documentos y libros". Aquel tesoro, décadas después, "se subió a ocho containers y más de dos mil cajas se llevaron a Artea, a la Sabino Arana Fundazioa", concluyó.
Tras alistarse en el batallón Amayur, Ander fue herido en una mano y declarado inútil para la guerra, por lo que marchó a Francia
Se casaron un año después de conocerse en 1950 y durante 21 años fueron testigos de las reuniones del EBB en el exilio en Baiona.
Fuente: Iban Gorriti (Deia)