A principios de agosto de 1905, en honor al Obispo de Dora
se organizó en Galdakao, aprovechado su estancia en la localidad, un festival
infantil que tuvo lugar en el frontón de La Cruz. Llegó el obispo a las diez de
la mañana, en el automóvil de José de Amezola, acompañado también, de Esteban
Amezola y del familiar Caudevilla. Un replique general de campanas y el disparo
de chupinazos y cohetes, anunció la llegada del prelado. Lo recibieron comisiones
del Cabildo parroquial, Ayuntamiento y los niños y niñas de las escuelas
municipales con sus profesores.
Obispo de Dora.
El festival infantil se celebró presidido por el obispo Gandasegi,
teniendo a su lado al alcalde Undabeitia y al párroco Remigio de Uriarte. Numerosa
concurrencia asistió al festival que tuvo lugar con arreglo al siguiente
programa: himno de bienvenida por los niños de las escuelas de ambos sexos de La
Cruz y Usansolo, himno en castellano de bienvenida por el niño Jose María González,
hijo del farmacéutico Emilio, que puso de relieve los beneficios que la
instrucción proporciona a la sociedad, discurso en euskera del niño José María
de Urrutia, recitación de “La presencia de Dios” por parte de la niña Nicolasa
Amoriza y los niños Juan San Salvador, Jesús Gutiérrez, Agustín San Nicolás, José
Amoriza, Ladislao de Amoriza y José García, que interpretaron un juguete cómico.
El orfeón infantil cantó uno sobre la aplicación escolar. Las niñas Jovita
Romeo, Lolita Belaza, Francisca de Undabeitia, María Ascensión González, Anita
Cadeasto, Francisca Llanedo, María Aboitiz y Juanita Uriarte, interpretaron un
juguete cómico que versó sobre el amor que se debía al prójimo, la niña María
de Ugarte recitó una poesía titulada “A mi madre” y el niño Agustín San Nicolás
cerró los discursos infantiles, dando las gracias a la concurrencia por su
asistencia a aquella fiesta. Los discursos y actos realizados por las niñas y
niños fueron fuertemente aplaudidos. Posteriormente, el obispo Gandasegi
pronuncio una disertación, ponderando el estado de la enseñanza en Galdakao y
felicitando a las niñas, niños y profesorado. Ofreció obsequiar a las niñas y
niños con una merienda y felicitó al clero parroquial, Ayuntamiento, Junta
local de enseñanza, etc.…
En el coche del señor Amezola se trasladó el obispo, acompañado de dicho señor, de un familiar y de Amadeo Gandasegi, a la casa que en Usansolo tenía Francisco Rementeria, en donde este les obsequió con un esplendido banquete, al cual asistieron los señores Oruechevarria, Isasi, Fulgencio Martínez y Pedro Barrenetxea, al café llegó el párroco Uriarte. Todos los obreros de las minas de Usansolo, más de 250, de la que era director-gerente Rementeria, pasaron después del banquete a besar el pastoral anillo y el obispo les dirigió unas palabras diciéndoles que era un amigo del obrero, al que estaba dispuesto a servir en todo cuanto pudiese y que tanto “los de arriba como los de abajo”, estaban obligados a respetar sus mutuos derechos. Los mineros aplaudieron al obispo Gandasegi.
En resumen, un día de fiesta para el pueblo y en particular
para los maestros Aureliano Pérez, Laureano Sáez, Amalia González y Amalia
Elberdin, por el grado de instrucción que probaron tener los niños y niñas de
la escuela. Al día siguiente, a primera hora, el obispo se trasladó a la
parroquia, en cuya iglesia administró el sacramento de la confirmación. En los
actos celebrados, se vio a las niñas y niños lanzar entusiastas vivas al Obispo
de Dora.