Batiendo el récord peninsular de barra vasca (Foto Excelsius)
Era
hijo de Cecilio, pastor de Igirinao y lanzador de makila, la sombra de los primeros mendigozales que
subían al Gorbea, de quien aprendió la afición al lanzamiento. Nació en Zeanuri el 20 de
noviembre de 1907, y con 1,82 m. y 100 Kg. fue un atleta natural fuera de
serie. Tomó parte en algunas pruebas sin entrenamiento, y marchó al de poco
tiempo a la milicia, abandonando temporalmente la práctica del atletismo. Terminado
el servicio militar, se dedicó por afición a los veintidós años, a darse de puñetazos
en competiciones de boxeo amateur, donde disputó varios combates como peso
pesado, pero su condición humana no le permitió golpear a sus contrincantes,
por lo que pronto desistió de estos propósitos. De esta experiencia, acarreó
posteriormente una distensión en el codo, que le molestaba en el lanzamiento de
jabalina al necesitar un golpe seco.
En el campo de Basabe, batiendo el récord peninsular de lanzamiento de peso.
Un día
apareció en San Mames a ver lo que eran aquellos instrumentos llamados peso,
disco o martillo, y tentar la suerte con sus fuerzas. Obreros de la Compañía Euskalduna, donde trabajaba Félix,
de los muelles y de las cercanías, solían ir a la salida del trabajo para
probar sus fuerzas. Generalmente, pronto cesaban al ver que sus ilusiones o sus
esperanzas no se cumplían. Unos brazos y torsos formidables, no les valían más
que para hacer un papel mediocre. Tenían los músculos agarrotados por el
trabajo diario y hacían marcas que les dejaban en ridículo al lado de algunos
señoritos que por allí había. Parte de las causas de estos fracasos eran la
falta de conocimientos y su poca paciencia para asimilar las enseñanzas de los
técnicos. La consecuencia inmediata era marcharse y no volver. Uno de los pocos
muchachos que desde el primer día mostró una disposición especial para ser un
gran lanzador, fue Félix. No tenía ni idea de lo que eran aquellas herramientas,
pero las tiraba con energía, con rabia. Unas pacientes lecciones y pronto
empezó a destacarse. Le cogió gusto al disco, su preparación como la de todos
nuestros atletas era mínima y casi se limitaba a entrenarse cada domingo,
cuando esto era posible. Lanzando la barra en compañía de los viejos
palankaris, quiso hacer perdurar la tradición y que su semilla fuera recogida y
fecundada por los jóvenes.
En
el apartado de campeonatos provinciales logrados, sumó nada menos que 59
victorias, repartidas en: 20 en disco, 15 con el peso, 19 con la barra, 4 en
jabalina y una en martillo. Alcanzó hasta 27 campeonatos de España, por lo que
ha sido el atleta que más títulos ha logrado hasta la fecha, ganando 9 veces en
disco, en otras tantas ocasiones en peso; ocho veces con la barra y una con la
jabalina. Dos veces recordman en peso, con 13,33 m. en Berazubi y con 13,90 m.
en París, las dos veces en el año 1936. En otras tantas ocasiones logró la plusmarca estatal de lanzamiento del disco, con 44,02 m. en 1948 y 44,49 m. en
el mismo año, con tiros logrados en Portugalete, ocurriendo después un caso
insólito, dado que once años más tarde, con 52 años cumplidos, alcanzó el más
dilatado tiro de la historia, con 44,56 m. en 1959, un récord de Bizkaia que se
mantuvo durante temporadas como tal. Olímpico junto a nuestro Periko Apellaniz
en los Juegos de Londres en 1948, cuando ambos defendían al Club Deportivo Galdácano, por lo que
actuaron en el estadio londinense de Wembley.
Se inicio en el atletismo en 1928 y lo dejo en 1980, después de actuar varios
años como veterano, habiendo sido en esta categoría campeón mundial de atletas
mayores de 70 años en Hannover, Alemania, en 1979 en el lanzamiento de disco.
Fue
el inventor revolucionario del lanzamiento de jabalina que lleva su nombre,
aplicando la técnica de la barra vasca en 1955, con cuyo estilo sobrepasó los
100 m. Pero su nuevo estilo no fue aprobado por la Federación Internacional de
Atletismo, que para que en adelante no se pudiera lanzar la jabalina al estilo Erauskin,
hubo de cambiar el reglamento de la prueba.
Le
gustaron todos los deportes relacionados con la fuerza, por lo que competió
realizando pulsos con contrincantes poderosos y era amigo de levantar pesos,
sin ajustarse a regla alguna.
Erauskin en Montjuich
Fuente: Dime, marzo de 2016
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