Justo
Sagarminaga Barrena Primer teniente alcalde de Galdakao tras la Dictadura
Corría el año 1979 cuando, bajo el mandato del alcalde Pedro Eguileor, Justo
Sagarminaga tomó las riendas del Departamento de Hacienda del Ayuntamiento de
Galdakao. Era la primera vez tras cuarenta años de dictadura que un gobierno
elegido por el pueblo entraba en aquel Consistorio, una entidad "en
ruinas" que había que levantar con mucho trabajo y dedicación.
Es
precisamente la palabra trabajo la que ha acompañado la vida de este natural
del barrio de Elexalde, fallecido el pasado sábado a sus 88 años. Comenzando
por su labor en el Ayuntamiento, al que entró "como teniente alcalde en
unos tiempos muy duros", tal y como asegura Juanma Yurrebaso, el que fuera
presidente de la junta directiva del PNV galdakoztarra. "No había dinero ni
para comprar un tiesto. Pero ahí estaba Justo para solucionarlo", alaba el
que fuera compañero suyo en aquella legislatura. Aunque era treinta años más
joven, Juanma mantiene un recuerdo muy vivo de su colega. "Justo abandonó
el Ayuntamiento cuatro años más tarde, dejándolo totalmente saneado. Si en la
campaña electoral se habían prometido cien proyectos, con Justo se pudieron
hacer trescientos", rememora Juanma.
"Mi
padre recordaba esa fecha como una época de mucho trabajo pero muy
satisfactoria porque de verdad creía que la labor que había hecho merecía la
pena", apunta su hijo Fernando.
Justo
celebraba su cumpleaños cada 14 de septiembre, día grande de Galdakao y en
plenas fiestas patronales.
Cuando llegó
al Ayuntamiento se encontró con una institución "en ruinas" que había
que levantar.
Además de
trabajador, Justo era "serio, correcto y responsable". "Tenía
una forma de vida muy metódica. Nunca se perdió con nosotros en los bares, se
cuidaba mucho y siempre iba a comer a casa", añade Juanma.
Aparte de su
labor como político, este vecino se ganó el pan en Tenería Bilbaína, primero
como administrativo y después como gerente hasta que se jubilara en 1983. Esta
empresa ubicada en el barrio de Urreta trabajaba la piel. "Hacían desde
guantes hasta correas para las máquinas de Altos Hornos" pasando por las
suelas para la Yanco, la firma mallorquina de zapatos de lujo, explica
Fernando.
Siempre al
día. Tras su jubilación, Justo seguía interesándose por todo lo que ocurría a
su alrededor. No había día que no se pasara por el batzoki que ayudó a
levantar, para enterarse de las últimas novedades acontecidas dentro y fuera de
las fronteras galdakoztarras.
Informarse a
diario, formaba parte de su bien trenzada rutina diaria que comenzaba con la
compra de este diario cada mañana. "La lectura de DEIA fue una constante
en su vida", apunta Fernando. Tras este desayuno informativo, Justo daba
un largo paseo por los montes de alrededor hasta la hora de la comida. Su
cuidada huerta y las reuniones con su familia y amigos completaban la corta
lista de vicios de este galdakoztarra de pro que llevaba tan adentro a su
pueblo que hasta eligió su Día Grande, el de la Exaltación de la Santa Cruz, el
14 de septiembre, para venir al mundo.
Fuente: Deia
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