Como consecuencia colateral de la revolución de octubre de Asturias de 1934, en la Casa del Pueblo de Mondragón se produjo el asesinato de Marcelino Oreja. En este ambiente de inestabilidad y violencia, fue asesinado el presidente de la Junta Municipal Tradicionalista de Galdakao, Juan Cruz Ereño.
Juan Cruz Ereño Larrinaga. Foto Amado.
La víctima había estado conversando en el Central de Teléfonos, de donde salió a las nueve y media hacia su domicilio de Elexalde. A kilómetro y medio de la Central de Teléfonos, varios individuos apostados le hicieron cinco disparos de pistola, que le produjeron la muerte. La agresión fue presenciada desde lejos por una persona, quien dio cuenta de lo ocurrido a las autoridades.
El joven hizo su jornada laboral en las oficinas del banco en que prestaba sus servicios y por la tarde estuvo en el Circulo Tradicionalista de Bilbao. Ya de regreso a Galdakao, concurrió, como todas las noches, a la reunión que en el Centro Tradicionalista galdakoztarra celebraba con sus correligionarios y después de detenerse a charlar con un familiar en la Central Telefónica de La Cruz, emprendió la marcha a su casa de Elexalde. Cuando recorría por las cercanías del cementerio, unos individuos, hicieron sobre él cinco disparos. Ereño cayó desplomado en plena carretera. Otro vecino de Galdakao que marchaba en el mismo sentido, encontró su cadáver momentos después y dio aviso del crimen.
Al lugar del suceso acudieron el juez municipal, el médico titular y los Miñones, que practicaron las diligencias de rigor. El médico Estanislao Irazabal, que reconoció el cuerpo, apreció al cadáver cinco heridas mortales y certificó la defunción, manifestando que las heridas producidas por los disparos habían sido mortales de necesidad. El juez municipal, dispuso el levantamiento del cadáver y su traslado a su domicilio, por donde toda la noche fue incesante el desfile de amigos del finado. Por disposición del fiscal, marcho a Durango el abogado fiscal Aia, para dirigir la causa.
Lugar del suceso. Foto Amado.
Con motivo del crimen, prestó declaración hasta la madrugada en la Comisaria de vigilancia, el redactor de La Tarde y corresponsal de Euzkadi en Galdakao, el cual fue puesto seguidamente en libertad. Se practicaron nuevas detenciones de individuos supuestos complicados en este crimen. Anteriormente a esta orden de libertad, a las 2 de la mañana se practicaba en Usansolo la detención de otra persona, que fue también puesto en libertad.
Fuente: El Pueblo Vasco
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