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Iñaki Ibarretxe: "El futbol ha cambiado, hay otros medios".
Artículo del periodico local Crónicas sobre Iñaki Ibarretxe.
jueves, 18 de mayo de 2017
José Mariano Barrenetxea, albokari e investigador
Mariano nació en Galdakao, el 4 de mayo de 1937. Desde pequeño
sintió la afición por la música y ayudado por el ambiente familiar,su padre era
koplari, comenzó a aprender solfeo y simultáneamente, oboe y txistu. Posteriormente
estuvo en el grupo Andra Mari durante
largos años, como txistulari y dantzari.
En 1960 empezó a tocar e investigar sobre la alboka. Hasta
aquel momento, no había apenas nada escrito sobre este instrumento, aparte de
los importantes trabajos de Jesús Larrea
y Manuel García Matos. Mariano recopiló todo lo que pudo sobre alboka:
componentes, coplas, piezas musicales,…Tocó la alboka en muchos lugares,
teniendo como acompañante con el pandero a Romualda
Zuloaga. Por otra parte, organizó asambleas de albokaris los años 1967 y
1968 en Galdakao. Además, fue profesor de alboka, txistu y danza.
Los escritos publicados por él, consiguieron sacar a la alboka del olvido y encender el interés por ella en la sociedad: “Folklore Vasco”. Andra Mari (1963), “Alboka. Entorno folklórico” (1976), "La Alboka". Cuaderno de Sección Folklore: Eusko Ikaskuntza (1983), “La alboka y su música popular vasca” (1986), "Alboka" Euskonews.com y “Aclaraciones sobre la alboka” (2000). También escribió sobre el txistu, "Apuntes sobre el txistu" (1984).
Es igualmente digno de mención, el hecho de que el primer
disco de música de alboka, aunque anteriormente hubieran diferentes grabaciones,
se deba a él. “Alboka. Bailables vascos”. (1967). CINSA-126, con Romualda Zuloaga
como panderetera.
Los Elezkano de
Igorre eran medio parientes de Mariano: la hermana de su padre se casó con Bernardo Elezkano, entre cuyos hermanos había dantzaris,
pandereteros, koplaris, dulzaineros y albokaris, estos eran: José Antón, Benito, José, Tiburtzio y
Silvestre “Txilibrin”. Estos dos últimos, especialmente hábiles con la
alboka y aprendieron con Inazio Uribarri
“Andaluze” de Zaratamo. Mariano los vio tocar cuando tenía cuatro años y
cuando tenía cinco, vio en la romería del monte Artxanda, al famoso albokari de
Zeberio Graziano Lekue “Txisperue”.
Albokaris en Zeanuri (Euskonews)
Aparte de los ya mencionados, conoció a todos los albokaris
tradicionales vivos: Alejo Gurtubai “Barberue”
y Juan Otsandio de Galdakao; José "Muñegi"
Amundarain, Andoni Goikoetxea y Emilio Sagarna de Zeanuri; José Mari y León Bilbao de Artea; "Jitano"Aiesta de Bedia; Benito Iragorri y Pontxo Orue de Lemoa; Florentzio Egiarte de Gorozika; Luziano Langara, León Artabe, Juan Lekue y Eujenio
Etxebarria de Dima. También conoció a Antonio y Patxi Gorrotxategi de Zegama, los últimos albokaris
guipuzcoanos.
Aunque publicó muchos trabajos, no es poco el material que
no ha visto todavía la imprenta. Aparte de ese material son muy importantes las
grabaciones que realizo en casetes, a unos 15 albokaris tradicionales.
Alboka. Bailables vascos. 1967
El 23 de mayo de 2006, tras sufrir una larga y dura enfermedad, murió José Mariano Barrenetxea, músico e investigador nacido en Galdakao. No será fácil llenar el hueco que dejó en la música popular vasca, y especialmente en el campo de la alboka. Mariano Barrenetxea fue un puente imprescindible para los albokaris de hoy en día.
Fuente: Reproducción artículo de HMBerriak
domingo, 30 de abril de 2017
viernes, 17 de marzo de 2017
La primera gran explosión
Procesión de duelo en dirección hacia
la parroquia. (Foto Abernaiz)
En
la fábrica de “La Dinamita” sucedió a
primera hora de la mañana del 20 de septiembre de 1913, un desgraciado
accidente que costó la vida a cuatro obreros y dejo mal herido a otro. Las
primeras noticias del suceso se tuvieron del comandante del puesto de Miñones, que telefónicamente avisó al
Gobierno Civil, que en uno de los departamentos de la fábrica había ocurrido
una explosión, y aunque se ignoraba el número de víctimas, se temía que
hubieran perecido los cinco operarios que se hallaban en el departamento.
Posteriormente, el alcalde Gandasegi
comunicó el accidente, explicando que este había ocurrido en la caseta número
1. Los nombres de los muertos eran: Santiago
Lekue, José Arteta, Cándido Arrieta y Mateo Beitia; los heridos; Bernardo Sagasti e Ignacio Ibarretxe, que
notó ser lanzado por el aire, siendo recogido por su compañero José Pereda en el laboratorio de la
empresa, todos
ellos vecinos de Galdakao y que fueron atendidos por los médicos titulares, Francisco M. Osaba y Francisco Arriandiaga, junto a los
contusionados de escasa importancia. Tan pronto como se conoció lo ocurrido, el
director Ramón Arnau, el subdirector Juan Truillot, el jefe de talleres Eugenio Marchal y personal de la fábrica,
se trasladaron al lugar del accidente, prestando los primeros cuidados a las víctimas,
y procediendo a retirar aquellos materiales que pudieran producir nuevas
explosiones. Desgraciadamente, se comprobó lo que se temía. La explosión fue terrible, prueba de ello es que
varios trozos de las calderas fueron a parar a gran distancia, cayendo uno de
ellos en el molino Torrezabal,
distante del lugar del suceso unos 422 metros.
Cuatro
operarios habían muerto y el resto, presentaban heridas de gravedad que no
hacían temer un fatal desenlace, salvo complicaciones. En los talleres se
terminaron los trabajos urgentes, se adoptaron medidas de precaución y se
prohibió el acceso al lugar de los sucesos a toda persona ajena. Respecto a las
causas que pudieron producir el accidente, se ignoraban cuales fueron, pues los únicos
que pudieran haber aportado detalles, fueron las víctimas. Lo que sí pudo asegurarse
es que, merced al aislamiento y defensa de las casetas en que se realizaban los
trabajos, la explosión no tuvo mayores consecuencias. El Juez municipal de Galdakao,
Juan Cruz de Ereño, acompañado del
secretario Antonio Sagardui, comenzó
a instruir las oportunas diligencias, y a las tres menos cuarto, llegó
procedente de Durango, el Juez de instrucción José María Sanz Gomendio. También en el mismo tren fueron llevados
tres ataúdes. A las cuatro de la tarde, el Juzgado procedió al levantamiento de
los cadáveres ordenando su traslado al depósito del cementerio, prosiguiendo la
instrucción de las diligencias. Pedro Chalbaud
visitó al gobernador civil dándole cuenta de lo ocurrido, añadiendo que no
podía precisar las causas que pudieron haber producido la explosión.
En
atención a las desgracias ocurridas, el alcalde suspendió las sesiones del
cinematógrafo público anunciadas y convocó al Ayuntamiento para celebrar sesión
extraordinaria a las seis de la tarde, la cual no pudo celebrarse por falta de quórum.
A la hora fijada para la sesión, asistieron a la Casa Consistorial: el alcalde Amadeo de Gandasegi, y los concejales Pedro de Urizar, Francisco de Rementeria y Gregorio
de Elorza. El alcalde recibió un telegrama expedido por el presidente de la
Diputación rogando se hiciese llegar a las familias victimas y al pueblo en
general un sentido pésame. A la noche pasó por la localidad, el vicepresidente
de regreso de Donostia. El presidente de la Diputación, a las siete y media de
la tarde, no había llegado aún.
Como
es natural, al ser conocida la desgracia, causó una gran impresión en Galdakao.
En palabras de Ignacio Ibarretxe, la
explosión sobrevino por graduar mal alguna cantidad de los componentes de la
nitroglicerina. Todas las precauciones y medidas de carácter técnico de la época,
no bastaron para evitar los accidentes de trabajo. Se comentaba que en la fábrica
hacia largos años que no se habían registrado hecho semejante y la sociedad
propietaria tenia siempre la costumbre, aún antes de promulgarse la Ley de Accidentes
del Trabajo, de atender con socorros a las viudas o hijos de las víctimas, llevando
así el posible consuelo a las familias de sus operarios.
Fuentes: La Gaceta del Norte y Euzkadi
Publicado en el periódico local Dime de marzo de 2017.
lunes, 27 de febrero de 2017
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