Páginas vistas
sábado, 22 de diciembre de 2018
viernes, 30 de noviembre de 2018
El gudari de los cien años
Lo resume la familia
de Amado Bilbao Uribarri: “Dio su vida por la familia y Euskadi. Hasta el
último aliento fue gudari”. Lo fue aquel recién nacido el 8 de diciembre de
1910, día de la Inmaculada en el barrio de Iberluze en Galdakao. Falleció el
pasado 22 de junio, con el curioso dato de que Amado pasa a la historia,
además, por ser el primer varón de Galdakao que nació, vivió y murió en la
localidad que llegó al siglo de vida.
Amado Bilbao, primero de pie por la izquierda, junto a otros gudaris. (Foto: deia)
Quien más adelante
fuera gudari del batallón Kirikiño, del PNV, llegó al mundo en el seno del
matrimonio compuesto por Ignacio Bilbao, del barrio Zabalea de Galdakao y de
Modesta Uribarri, de Dima. El padre trabajó en Unión Explosivos Rio Tinto de
Galdakao transportando dinamita, labor por la que le apodaron como “Ignacio el
caballista”.
Tuvieron 11 hijos.
Amado fue el segundo y quedó huérfano de padre cuando tenía 19 años. Por aquel
entonces ya habían fallecido tres hermanos y él quedó como cabeza de familia, e
hizo la labor de padre de siete hermanos, teniendo en cuenta que entre él y su
hermano pequeño, que era "el más travieso" -indica la familia-, había
casi 17 años de diferencia.
Los estudios
primarios los cursó con los Maristas del colegio Santa Bárbara. Fue un hombre
tan querido y respetado que al cabo de los años uno de los que había sido
profesor de él, y a su vez maestro de sus hijos le ponía como ejemplo a seguir
para los padres de los demás alumnos", recuerdan. Amado, como su padre,
trabajó en Unión Explosivos Riotinto -conocido popularmente como La Dinamita- y
llegó a ser con esfuerzo delineante proyectista.
Estalló la Guerra
Civil y con 26 años se alistó al batallón Kirikiño, del PNV. "La familia
era nacionalista y del PNV, porque eran los que defendían las costumbres de
nuestra tierra", explica María Luisa, su hermana.
Después de pasar mil
desgracias en diferentes líneas del frente y de estar a punto de morir por
fuego enemigo en Kanpazar, Bizkargi, en los Intxorta y en el alto de Artxanda
defendiendo Bilbao fue hecho prisionero de guerra por los italianos en Limpias
(Cantabria). De allí le trasladaron a un colegio de Castro Urdiales que hizo de
cárcel. En este destino recibía la visita de su novia Magdalena que le llevaba
comida y "disimuladamente al oído le contaba cosas del pueblo",
evocan sus familiares. De allí el régimen franquista le dispersó a Gasteiz,
Toledo, Castellón, y el fin de la guerra le cogió en Murcia.
Después de la guerra
siguió trabajando en “La Dinamita”, hasta se jubilación. Contrajo matrimonio en
1942 con Magdalena Zabala Aranburu, que como a él le gustaba decir "no hay
en el mundo una mujer tan buena". Tuvieron cuatro hijos y una hija y
"a todos ellos les dieron estudios", agrega la familia. En la
posguerra, con el hambre, Amado y Magdalena "con mucho esfuerzo crearon
una huerta maravillosa en un monte a la que llamo Iñarramendi".
Sus aficiones iban
desde la caza al club de fútbol, como él centenario, del Athletic. "Hasta
sus últimos días se interesó por el Athletic, y su afición principal fue la
caza, siendo buen cazador, y de joven jugó al fútbol en el equipo de La
Dinamita", señalan.
Su vida la dedicó a
mantener unida su familia, a Euskadi, a su huerta, a leer y a dibujar. Vivió
tranquilo la jubilación y con 96 años comenzó a escribir sus memorias. Murió
con cien años en paz y arropado por todos los suyos. Amado Bilbao fue un hombre
muy sereno, un gudari que "dejó huella a todos los que rodearon en su
vida", le reconoce su familia.
Fuente: Iban Gorriti, Deia
lunes, 29 de octubre de 2018
El mocetón con piernas de orangután
Marcelino Valle Salcedo nació el 4 de diciembre de 1915. A
los dieciséis años no se le había ocurrido darle una patada a un balón, hasta
que unos amigos le convencieron para que jugase con ellos en el C.D. Elexalde y
empezó jugando de portero. Pero se aburría y veía con verdadera envidia cómo
los delanteros se llevaban la parte más emocionante de los partidos. Y así
llegó un día en que se plantó, afirmando que si no se le ponía en el puesto de
delantero centro, no jugaba más. Se vinieron a razones sus compañeros y jugó en
el centro del ataque los tres últimos partidos de un torneo. Marco nueve goles.
En el Elexalde jugó un año. Le había visto actuar de delantero un directivo del
Athletic Club de Bilbao y cuando ya estaba avanzada la temporada de 1934-35,
fichó por los de San Mamés, el mismo día que Zubieta. En el Athletic estuvo
hasta final de la temporada de 1935-36, mejor dicho, hasta que quedó
interrumpida por la guerra.
Foto La Tarde.
Con
el Athletic fue convocado en la temporada 1935-36, pero no llegó a debutar en
partido oficial y una vez encontrado un empleo cerca de Bilbao y desear quedarse
aquí; al final de temporada estaban interesados tanto el Arenas como el Español
aconsejado por Calcedo, por su fichaje del “morrosko”. En palabras del diario
deportivo Excelsius, Marcelino Valle
era “un mocetón con piernas de orangután y más peludo que un colchón de lana”.
Luego, cuando los fascistas ocuparon Bilbao, se incorporó al
Ejército franquista y fue destinado al grupo de Aviación de Sevilla. Allí jugó
y colaboró para formar nuevamente el Real Betis Balompié con algunos jugadores
vascos disponibles, porque los jugadores béticos andaban por los frentes
cumpliendo su servicio de armas. Sobre su trayectoria en el Betis una simple
matización. Creo que era uno de los jugadores vascos integrados en el Batallón
de Trabajos Especiales, que suelen ser prisioneros de guerra por sus ideas
políticas, con lo que eso que cuenta sobre su ingreso en el Ejército franquista
tras la "liberación de Bilbao" habría que ponerlo en el contexto de
la época y su intento por ocultar su pasado. En la historia sobre los jugadores
del Betis "Los jugadores de las 13 barras" aparece mencionado como
Marcelino Valle Salcedo. Con el Betis jugó 4 partidos del Campeonato de
Andalucía de 1939, marcando un gol y 1 amistoso en el que metió 3 goles.
Al terminar la guerra, quedó libre y firmó por el Xerez sólo
para la temporada 1939-40. A la siguiente, dio con los huesos en el Hércules de
Alicante. Y en 1941-42, se comprometió con el Racing de Santander, ya avanzada
la temporada. Y así, de club en club, hasta que llegó al Deportivo de la Coruña.
Que podía haber sido antes, porque el Deportivo se interesó por su ficha el año
pasado. Pero en aquella ocasión no se llegó a un acuerdo y esta temporada
terminaron felizmente las gestiones el pasado mes de noviembre.
Fuente: Reproducción Marca
miércoles, 26 de septiembre de 2018
sábado, 30 de junio de 2018
Un impulsor de la innovación vasca
Si la
visión de la firma Innobasque es convertir a Euskadi en el referente europeo en
materia de innovación, José María Ipiña aportó su grano personal para impulsar
el proyecto.
El
vizcaino fue miembro del consejo de transformación empresarial de Innobasque,
según confirmaron ayer a DEIA desde esta entidad. Ipiña se dio de alta como
miembro del consejo de Innobasque el 6 de marzo de 2008.
José
María, conocido por sus allegados como Txema, falleció a los
85 años de edad. Los funerales por su persona se oficiaron a las 19.00
horas en la iglesia parroquial Santa María de Galdakao. El empresario vasco
estaba afiliado al PNV, y fue candidato de este partido en el ayuntamiento de
Galdakao
Ipiña,
además de su labor dentro de Innobasque, fue director de gestión de la empresa
Vusa, Valeriano Urrutikoetxea SAU. También fue socio de la empresa Pavigon S.A.
y asesor del órgano de administración de la empresa Dendabarri Sport, comercio
de artículos deportivos.
En
Galdakao, es muy recordado también por su afición al mundo de las setas. Por
ello, era miembro de Sociedad Micológica Recreativa Peña Santa Cruz, fundada en
marzo de 1960 con el objetivo de difundir los conocimientos de sus miembros
sobre las setas. En este sentido, participan en concursos y organizan otros,
que son actualmente son conocidos y reconocidos en todo el Estado.
José María
fue un miembro activo de esta sociedad micológica, intentando crear afición,
sobre todo entre los más pequeños, hacia la micología. En este sentido la Peña
Santa Cruz posee una colección de setas artificiales maravillosamente logradas
con las cuales los expertos en Micología dan clases a los más jóvenes de los
colegios de Galdakao.
José María
tuvo la fortuna de formar parte de aquel equipo de entusiastas micólogos que un
buen día supieron de la existencia de estas setas artificiales en una farmacia
de Iparralde y hasta allí se trasladaron para adquirirlas, hace ya una
treintena de años.
En la Peña
Santa Cruz también participó en la organización de numerosos actos como
conferencias, jornadas, etc. que montaban en sus locales de Galdakao, donde la
micología se combinaba en ocasiones con la gastronomía.
Fuente: Deia 2013
Fuente: Deia 2013
lunes, 30 de abril de 2018
El carpintero de Labea y su sentido del humor
El 27 de agosto falleció en Usansolo a la edad de 91 años Sabin Yurrebaso Etxebarria Arotza, abertzale íntegro y gudari que luchó por la libertad de Euskadi durante la guerra en las filas del batallón Meabe.
Ebanista de profesión, con tan sólo 18 años Sabin Yurrebaso abandonó la casa de sus padres, Benito y Filomena, siguiendo los pasos del primogénito de la familia, Kepa, al inicio de la insurrección militar.
"Con la escopeta al hombro", como él decía, se alistó en el Meabe con otros dos vecinos del barrio de Labea, Pablo Meñika y José Mª Barandika. Tras intervenir en múltiples acciones contra el Ejército franquista, poco antes de ser capturados, Arotza, junto a otros gudaris, pudo trasladarse a la clínica Euskalduna de Bilbao, donde trabajaba su padre, Benito, como enfermero. Allí recibieron la atención médica necesaria y recobraron las fuerzas para buscar la salida de Bilbao, que estaba punto de caer.
Tomada la decisión de trasladarse a Francia, en Santander cogieron una pequeña embarcación, lo que para ellos suponía un verdadero alivio tras la incertidumbre de las semanas previas, pero la acción del buque de guerra franquista Canarias les hizo retroceder para arribar, tres días más tarde, a Ribadesella (Asturias), donde, finalmente, fueron detenidos y enviados al penal de Laredo (Cantabria).
A partir de ahí, comenzó su largo periplo por las cárceles franquistas, un peregrinaje que le duró siete años: las prisiones de Cariñena (Zaragoza), Miranda de Ebro (Burgos), Teruel y Girona fueron testigos de su paso, siempre con la P de prisionero grabada en su ropa.
No obstante y aunque preso, también gozó de algunos privilegios por su condición de arotza (carpintero) al tener que fabricar para los oficiales franquistas camas, camastros y algunos muebles.
Una vez conmutada su pena, Arotza fue llamado a filas donde sirvió dos años en Gasteiz y Punta Galea como artillero de 2ª.
Alderdikide en Usansolo, Arotza tenía un gran sentido del humor del que hacía gala junto a sus amigos en las reuniones vespertinas que diariamente celebraban junto al taller de carpintería que a lo largo de su vida laboral regentó en Labea -frente al hospital-. Era este gran sentido del humor el que le llevaba a comentar que si tras siete años "me llamaron a la mili como artillero de 2ª, si me llegan a tener hasta hoy, cabo primero, ¡seguro!".
Alderdikide y uno de los fundadores de EAJ-PNV en Usansolo, vio reconocida su labor como gudari y su paso por las cárceles franquistas por el Gobierno vasco.
Fuente: Aitor Bikandi Sagarminaga (Deia 2010)
"Con la escopeta al hombro", como él decía, se alistó en el Meabe con otros dos vecinos del barrio de Labea, Pablo Meñika y José Mª Barandika. Tras intervenir en múltiples acciones contra el Ejército franquista, poco antes de ser capturados, Arotza, junto a otros gudaris, pudo trasladarse a la clínica Euskalduna de Bilbao, donde trabajaba su padre, Benito, como enfermero. Allí recibieron la atención médica necesaria y recobraron las fuerzas para buscar la salida de Bilbao, que estaba punto de caer.
Tomada la decisión de trasladarse a Francia, en Santander cogieron una pequeña embarcación, lo que para ellos suponía un verdadero alivio tras la incertidumbre de las semanas previas, pero la acción del buque de guerra franquista Canarias les hizo retroceder para arribar, tres días más tarde, a Ribadesella (Asturias), donde, finalmente, fueron detenidos y enviados al penal de Laredo (Cantabria).
A partir de ahí, comenzó su largo periplo por las cárceles franquistas, un peregrinaje que le duró siete años: las prisiones de Cariñena (Zaragoza), Miranda de Ebro (Burgos), Teruel y Girona fueron testigos de su paso, siempre con la P de prisionero grabada en su ropa.
No obstante y aunque preso, también gozó de algunos privilegios por su condición de arotza (carpintero) al tener que fabricar para los oficiales franquistas camas, camastros y algunos muebles.
Una vez conmutada su pena, Arotza fue llamado a filas donde sirvió dos años en Gasteiz y Punta Galea como artillero de 2ª.
Alderdikide en Usansolo, Arotza tenía un gran sentido del humor del que hacía gala junto a sus amigos en las reuniones vespertinas que diariamente celebraban junto al taller de carpintería que a lo largo de su vida laboral regentó en Labea -frente al hospital-. Era este gran sentido del humor el que le llevaba a comentar que si tras siete años "me llamaron a la mili como artillero de 2ª, si me llegan a tener hasta hoy, cabo primero, ¡seguro!".
Alderdikide y uno de los fundadores de EAJ-PNV en Usansolo, vio reconocida su labor como gudari y su paso por las cárceles franquistas por el Gobierno vasco.
Fuente: Aitor Bikandi Sagarminaga (Deia 2010)
lunes, 19 de marzo de 2018
miércoles, 28 de febrero de 2018
lunes, 29 de enero de 2018
Con él llego la democracia a Galdakao
Justo
Sagarminaga Barrena Primer teniente alcalde de Galdakao tras la Dictadura
Corría el año 1979 cuando, bajo el mandato del alcalde Pedro Eguileor, Justo
Sagarminaga tomó las riendas del Departamento de Hacienda del Ayuntamiento de
Galdakao. Era la primera vez tras cuarenta años de dictadura que un gobierno
elegido por el pueblo entraba en aquel Consistorio, una entidad "en
ruinas" que había que levantar con mucho trabajo y dedicación.
Es
precisamente la palabra trabajo la que ha acompañado la vida de este natural
del barrio de Elexalde, fallecido el pasado sábado a sus 88 años. Comenzando
por su labor en el Ayuntamiento, al que entró "como teniente alcalde en
unos tiempos muy duros", tal y como asegura Juanma Yurrebaso, el que fuera
presidente de la junta directiva del PNV galdakoztarra. "No había dinero ni
para comprar un tiesto. Pero ahí estaba Justo para solucionarlo", alaba el
que fuera compañero suyo en aquella legislatura. Aunque era treinta años más
joven, Juanma mantiene un recuerdo muy vivo de su colega. "Justo abandonó
el Ayuntamiento cuatro años más tarde, dejándolo totalmente saneado. Si en la
campaña electoral se habían prometido cien proyectos, con Justo se pudieron
hacer trescientos", rememora Juanma.
"Mi
padre recordaba esa fecha como una época de mucho trabajo pero muy
satisfactoria porque de verdad creía que la labor que había hecho merecía la
pena", apunta su hijo Fernando.
Justo
celebraba su cumpleaños cada 14 de septiembre, día grande de Galdakao y en
plenas fiestas patronales.
Cuando llegó
al Ayuntamiento se encontró con una institución "en ruinas" que había
que levantar.
Además de
trabajador, Justo era "serio, correcto y responsable". "Tenía
una forma de vida muy metódica. Nunca se perdió con nosotros en los bares, se
cuidaba mucho y siempre iba a comer a casa", añade Juanma.
Aparte de su
labor como político, este vecino se ganó el pan en Tenería Bilbaína, primero
como administrativo y después como gerente hasta que se jubilara en 1983. Esta
empresa ubicada en el barrio de Urreta trabajaba la piel. "Hacían desde
guantes hasta correas para las máquinas de Altos Hornos" pasando por las
suelas para la Yanco, la firma mallorquina de zapatos de lujo, explica
Fernando.
Siempre al
día. Tras su jubilación, Justo seguía interesándose por todo lo que ocurría a
su alrededor. No había día que no se pasara por el batzoki que ayudó a
levantar, para enterarse de las últimas novedades acontecidas dentro y fuera de
las fronteras galdakoztarras.
Informarse a
diario, formaba parte de su bien trenzada rutina diaria que comenzaba con la
compra de este diario cada mañana. "La lectura de DEIA fue una constante
en su vida", apunta Fernando. Tras este desayuno informativo, Justo daba
un largo paseo por los montes de alrededor hasta la hora de la comida. Su
cuidada huerta y las reuniones con su familia y amigos completaban la corta
lista de vicios de este galdakoztarra de pro que llevaba tan adentro a su
pueblo que hasta eligió su Día Grande, el de la Exaltación de la Santa Cruz, el
14 de septiembre, para venir al mundo.
Fuente: Deia
Suscribirse a:
Entradas (Atom)