Durante la primavera de 1931 se llegó a creer que la concesión del bilingüismo escolar para Euskadi sería un hecho. A fin de recabar la facultad de la enseñanza vasca, una comisión se trasladó a Madrid el mes de mayo de 1931 entrevistándose con el Ministro de Instrucción Pública, que se mostro favorable al bilingüismo. Pero los propósitos no se lograron.
Edificio de la primera ikastola.
Con anterioridad a la puesta en marcha de la ikastola, los abertzales locales preocupados por la pérdida de la cultura vasca y la falta de apoyo de las instituciones públicas, constituyeron un euskaltegi municipal a finales de 1931 con el impulso de la sociedad euskerica local ”Euzkerearen Adizkidiak”, presidida por Carmelo de Leizaola y como secretario Jenaro de Egileor. Dispuso de la ayuda de Presentación de Uriarte, del Ayuntamiento y de la sociedad “Electra de Galdácano”. Posteriormente, en 1932 surgió la inquietud de instaurar una ikastola, comenzando las reuniones con el Ayuntamiento en su afán de implantarla.
La Federación de Escuelas Vascas, prestó su apoyo personal y económico, ofreciendo una alternativa educativa y lúdica vasca a los niños y niñas. Para ello organizaron ikastolas, siempre y cuando económicamente se pudo, así como actividades extraescolares y de fin de semana. Con donaciones de multitud de euskaltzales, estuvo dirigida por el “Comité ejecutivo pro Escuela Vasca”, compuesto por el presidente Carmelo de Leizaola como socio protector; las vocales Guadalupe de Artetxe y María de Arostegi por Emakume Abertzale Batza (EAB); Jacinto Mongelos y Melchor de Ugarte por EAJ- PNV; Francisco de Zabala y Felipe de Gurtubai por Juventud Vasca; Santos Muñoz como alcalde accidental y el secretario Genaro de Egileor.
Ya en plena Republica, decidieron dar el paso de constituir una ikastola. Dicha ikastola, al igual que el resto constituidas en diversas localidades, formó parte de la federación Euzko Ikastola Batza (EIB). Su actividad docente, encomendada a las andereños Monika de Lekunberri y Rosa de Lekerika, ofreció numerosas alternativas de carácter educativo y lúdico a los más pequeños. A modo de ejemplo, cabe indicar la iniciación a la lectura, escritura y declamación en euskera, el aprendizaje de cantos y danzas vascas, la preparación religiosa en euskera y el conocimiento de Euskadi y su cultura.
El domingo 15 de abril de 1934 quedó inaugurada la primera ikastola de Galdakao, situada en la planta baja de “Plazakoetxebarria” del barrio de Plazakoetxe, con un presupuesto de 5.000 pesetas y la ayuda de los euskaltzales locales. La bendición de los locales de la ikastola de Galdakao comenzó a las once y media de la mañana. Asistieron representando a EIB, la señora Gandarasbeitia y los señores Zubizarreta, Irala y Garate; el delegado del Ayuntamiento de Galdakao, Simón Linaza; el presidente de la Junta Municipal, Melchor de Ugarte; presidenta y directivos de Euzko Gastedija, presidenta y directivas de EAB y Junta de gobierno de la ikastola. Bendijo el local el párroco de Galdakao, Mariano de Uriarte, que dirigió unas palabras en euskera a los niños que asistieron a la escuela y felicitó a la Junta de Gobierno. Después del párroco, hizo uso de la palabra el miembro del BBB y de EIB señor Zubizarreta. Explicó como en la ikastola no se iba solamente a instruir a los alumnos, sino también a educarlos, a formarlos, animando a apoyar la iniciativa. Con esto se dio por terminado el acto. Todos los alumnos y resto de niños de la escuela fueron obsequiados con paquetes de caramelos y las autoridades asistentes fueron obsequiadas con un “lunch” servido por miembros de EAB. También asistió al acto gran número de padres y socios protectores de la escuela.
Los cursos escolares finalizaban con fiesta y entrega de premios. La Junta facilitaba un buen número de becas y la comisión de coros de Agate Deuna distribuía la recaudación realizada a la ikastola, mientras que el día de Reyes se organizaba una función infantil, en la que se celebraba una tómbola de juguetes, juegos infantiles con música y la representación. En marzo de 1936, tras la muerte de Carmelo Leizaola y por el trabajo de éste por la instauración de la ikastola, fue descubierta una placa de agradecimiento costeada por gran número de euskaltzales.
Las tropas fascistas a porrazos rompieron la placa y una vez que penetraron con terror y violencia en Euskadi, se dedicaron a destruir todo cuanto hallaron en estas escuelas A finales del franquismo, en 1968, la ikastola se reabrió en Zabalea.
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