Páginas vistas

sábado, 22 de diciembre de 2018

Pedro Mari Rementería: "El Galdakao siempre ha sido mi equipo"

Articulo publicado en Cronicas en junio de 2014



viernes, 30 de noviembre de 2018

El gudari de los cien años


Lo resume la familia de Amado Bilbao Uribarri: “Dio su vida por la familia y Euskadi. Hasta el último aliento fue gudari”. Lo fue aquel recién nacido el 8 de diciembre de 1910, día de la Inmaculada en el barrio de Iberluze en Galdakao. Falleció el pasado 22 de junio, con el curioso dato de que Amado pasa a la historia, además, por ser el primer varón de Galdakao que nació, vivió y murió en la localidad que llegó al siglo de vida.


      Amado Bilbao, primero de pie por la izquierda, junto a otros gudaris. (Foto: deia)



Quien más adelante fuera gudari del batallón Kirikiño, del PNV, llegó al mundo en el seno del matrimonio compuesto por Ignacio Bilbao, del barrio Zabalea de Galdakao y de Modesta Uribarri, de Dima. El padre trabajó en Unión Explosivos Rio Tinto de Galdakao transportando dinamita, labor por la que le apodaron como “Ignacio el caballista”. 


Tuvieron 11 hijos. Amado fue el segundo y quedó huérfano de padre cuando tenía 19 años. Por aquel entonces ya habían fallecido tres hermanos y él quedó como cabeza de familia, e hizo la labor de padre de siete hermanos, teniendo en cuenta que entre él y su hermano pequeño, que era "el más travieso" -indica la familia-, había casi 17 años de diferencia. 


Los estudios primarios los cursó con los Maristas del colegio Santa Bárbara. Fue un hombre tan querido y respetado que al cabo de los años uno de los que había sido profesor de él, y a su vez maestro de sus hijos le ponía como ejemplo a seguir para los padres de los demás alumnos", recuerdan. Amado, como su padre, trabajó en Unión Explosivos Riotinto -conocido popularmente como La Dinamita- y llegó a ser con esfuerzo delineante proyectista.


Estalló la Guerra Civil y con 26 años se alistó al batallón Kirikiño, del PNV. "La familia era nacionalista y del PNV, porque eran los que defendían las costumbres de nuestra tierra", explica María Luisa, su hermana.



Después de pasar mil desgracias en diferentes líneas del frente y de estar a punto de morir por fuego enemigo en Kanpazar, Bizkargi, en los Intxorta y en el alto de Artxanda defendiendo Bilbao fue hecho prisionero de guerra por los italianos en Limpias (Cantabria). De allí le trasladaron a un colegio de Castro Urdiales que hizo de cárcel. En este destino recibía la visita de su novia Magdalena que le llevaba comida y "disimuladamente al oído le contaba cosas del pueblo", evocan sus familiares. De allí el régimen franquista le dispersó a Gasteiz, Toledo, Castellón, y el fin de la guerra le cogió en Murcia.


Después de la guerra siguió trabajando en “La Dinamita”, hasta se jubilación. Contrajo matrimonio en 1942 con Magdalena Zabala Aranburu, que como a él le gustaba decir "no hay en el mundo una mujer tan buena". Tuvieron cuatro hijos y una hija y "a todos ellos les dieron estudios", agrega la familia. En la posguerra, con el hambre, Amado y Magdalena "con mucho esfuerzo crearon una huerta maravillosa en un monte a la que llamo Iñarramendi".


Sus aficiones iban desde la caza al club de fútbol, como él centenario, del Athletic. "Hasta sus últimos días se interesó por el Athletic, y su afición principal fue la caza, siendo buen cazador, y de joven jugó al fútbol en el equipo de La Dinamita", señalan.


Su vida la dedicó a mantener unida su familia, a Euskadi, a su huerta, a leer y a dibujar. Vivió tranquilo la jubilación y con 96 años comenzó a escribir sus memorias. Murió con cien años en paz y arropado por todos los suyos. Amado Bilbao fue un hombre muy sereno, un gudari que "dejó huella a todos los que rodearon en su vida", le reconoce su familia.


Fuente: Iban Gorriti, Deia

lunes, 29 de octubre de 2018

El mocetón con piernas de orangután


Marcelino Valle Salcedo nació el 4 de diciembre de 1915. A los dieciséis años no se le había ocurrido darle una patada a un balón, hasta que unos amigos le convencieron para que jugase con ellos en el C.D. Elexalde y empezó jugando de portero. Pero se aburría y veía con verdadera envidia cómo los delanteros se llevaban la parte más emocionante de los partidos. Y así llegó un día en que se plantó, afirmando que si no se le ponía en el puesto de delantero centro, no jugaba más. Se vinieron a razones sus compañeros y jugó en el centro del ataque los tres últimos partidos de un torneo. Marco nueve goles. En el Elexalde jugó un año. Le había visto actuar de delantero un directivo del Athletic Club de Bilbao y cuando ya estaba avanzada la temporada de 1934-35, fichó por los de San Mamés, el mismo día que Zubieta. En el Athletic estuvo hasta final de la temporada de 1935-36, mejor dicho, hasta que quedó interrumpida por la guerra.

                                                                    Foto La Tarde.



Con el Athletic fue convocado en la temporada 1935-36, pero no llegó a debutar en partido oficial y una vez encontrado un empleo cerca de Bilbao y desear quedarse aquí; al final de temporada estaban interesados tanto el Arenas como el Español aconsejado por Calcedo, por su fichaje del “morrosko”. En palabras del diario deportivo Excelsius, Marcelino Valle era “un mocetón con piernas de orangután y más peludo que un colchón de lana”.


Luego, cuando los fascistas ocuparon Bilbao, se incorporó al Ejército franquista y fue destinado al grupo de Aviación de Sevilla. Allí jugó y colaboró para formar nuevamente el Real Betis Balompié con algunos jugadores vascos disponibles, porque los jugadores béticos andaban por los frentes cumpliendo su servicio de armas. Sobre su trayectoria en el Betis una simple matización. Creo que era uno de los jugadores vascos integrados en el Batallón de Trabajos Especiales, que suelen ser prisioneros de guerra por sus ideas políticas, con lo que eso que cuenta sobre su ingreso en el Ejército franquista tras la "liberación de Bilbao" habría que ponerlo en el contexto de la época y su intento por ocultar su pasado. En la historia sobre los jugadores del Betis "Los jugadores de las 13 barras" aparece mencionado como Marcelino Valle Salcedo. Con el Betis jugó 4 partidos del Campeonato de Andalucía de 1939, marcando un gol y 1 amistoso en el que metió 3 goles.


Al terminar la guerra, quedó libre y firmó por el Xerez sólo para la temporada 1939-40. A la siguiente, dio con los huesos en el Hércules de Alicante. Y en 1941-42, se comprometió con el Racing de Santander, ya avanzada la temporada. Y así, de club en club, hasta que llegó al Deportivo de la Coruña. Que podía haber sido antes, porque el Deportivo se interesó por su ficha el año pasado. Pero en aquella ocasión no se llegó a un acuerdo y esta temporada terminaron felizmente las gestiones el pasado mes de noviembre.




Fuente: Reproducción Marca

miércoles, 26 de septiembre de 2018

El vivero de Elorritxueta

Articulo publicado en 1936 en el diario bilbaino La Tarde.



sábado, 30 de junio de 2018

Un impulsor de la innovación vasca



Si la visión de la firma Innobasque es convertir a Euskadi en el referente europeo en materia de innovación, José María Ipiña aportó su grano personal para impulsar el proyecto.

El vizcaino fue miembro del consejo de transformación empresarial de Innobasque, según confirmaron ayer a DEIA desde esta entidad. Ipiña se dio de alta como miembro del consejo de Innobasque el 6 de marzo de 2008.

José María, conocido por sus allegados como Txema, falleció a los 85 años de edad. Los funerales por su persona se oficiaron a las 19.00 horas en la iglesia parroquial Santa María de Galdakao. El empresario vasco estaba afiliado al PNV, y fue candidato de este partido en el ayuntamiento de Galdakao

Ipiña, además de su labor dentro de Innobasque, fue director de gestión de la empresa Vusa, Valeriano Urrutikoetxea SAU. También fue socio de la empresa Pavigon S.A. y asesor del órgano de administración de la empresa Dendabarri Sport, comercio de artículos deportivos.

En Galdakao, es muy recordado también por su afición al mundo de las setas. Por ello, era miembro de Sociedad Micológica Recreativa Peña Santa Cruz, fundada en marzo de 1960 con el objetivo de difundir los conocimientos de sus miembros sobre las setas. En este sentido, participan en concursos y organizan otros, que son actualmente son conocidos y reconocidos en todo el Estado.

José María fue un miembro activo de esta sociedad micológica, intentando crear afición, sobre todo entre los más pequeños, hacia la micología. En este sentido la Peña Santa Cruz posee una colección de setas artificiales maravillosamente logradas con las cuales los expertos en Micología dan clases a los más jóvenes de los colegios de Galdakao.

José María tuvo la fortuna de formar parte de aquel equipo de entusiastas micólogos que un buen día supieron de la existencia de estas setas artificiales en una farmacia de Iparralde y hasta allí se trasladaron para adquirirlas, hace ya una treintena de años.

En la Peña Santa Cruz también participó en la organización de numerosos actos como conferencias, jornadas, etc. que montaban en sus locales de Galdakao, donde la micología se combinaba en ocasiones con la gastronomía.




Fuente: Deia 2013

lunes, 30 de abril de 2018

El carpintero de Labea y su sentido del humor

El 27 de agosto falleció en Usansolo a la edad de 91 años Sabin Yurrebaso Etxebarria Arotza, abertzale íntegro y gudari que luchó por la libertad de Euskadi durante la guerra en las filas del batallón Meabe.

Ebanista de profesión, con tan sólo 18 años Sabin Yurrebaso abandonó la casa de sus padres, Benito y Filomena, siguiendo los pasos del primogénito de la familia, Kepa, al inicio de la insurrección militar.

"Con la escopeta al hombro", como él decía, se alistó en el Meabe con otros dos vecinos del barrio de Labea, Pablo Meñika y José Mª Barandika. Tras intervenir en múltiples acciones contra el Ejército franquista, poco antes de ser capturados, Arotza, junto a otros gudaris, pudo trasladarse a la clínica Euskalduna de Bilbao, donde trabajaba su padre, Benito, como enfermero. Allí recibieron la atención médica necesaria y recobraron las fuerzas para buscar la salida de Bilbao, que estaba punto de caer.

Tomada la decisión de trasladarse a Francia, en Santander cogieron una pequeña embarcación, lo que para ellos suponía un verdadero alivio tras la incertidumbre de las semanas previas, pero la acción del buque de guerra franquista Canarias les hizo retroceder para arribar, tres días más tarde, a Ribadesella (Asturias), donde, finalmente, fueron detenidos y enviados al penal de Laredo (Cantabria).

A partir de ahí, comenzó su largo periplo por las cárceles franquistas, un peregrinaje que le duró siete años: las prisiones de Cariñena (Zaragoza), Miranda de Ebro (Burgos), Teruel y Girona fueron testigos de su paso, siempre con la P de prisionero grabada en su ropa.

No obstante y aunque preso, también gozó de algunos privilegios por su condición de arotza (carpintero) al tener que fabricar para los oficiales franquistas camas, camastros y algunos muebles.
Una vez conmutada su pena, Arotza fue llamado a filas donde sirvió dos años en Gasteiz y Punta Galea como artillero de 2ª.

Alderdikide en Usansolo, Arotza tenía un gran sentido del humor del que hacía gala junto a sus amigos en las reuniones vespertinas que diariamente celebraban junto al taller de carpintería que a lo largo de su vida laboral regentó en Labea -frente al hospital-. Era este gran sentido del humor el que le llevaba a comentar que si tras siete años "me llamaron a la mili como artillero de 2ª, si me llegan a tener hasta hoy, cabo primero, ¡seguro!".

Alderdikide y uno de los fundadores de EAJ-PNV en Usansolo, vio reconocida su labor como gudari y su paso por las cárceles franquistas por el Gobierno vasco.



Fuente: Aitor Bikandi Sagarminaga (Deia 2010)

lunes, 19 de marzo de 2018

miércoles, 28 de febrero de 2018

lunes, 29 de enero de 2018

Con él llego la democracia a Galdakao

Justo Sagarminaga Barrena Primer teniente alcalde de Galdakao tras la Dictadura



Corría el año 1979 cuando, bajo el mandato del alcalde Pedro Eguileor, Justo Sagarminaga tomó las riendas del Departamento de Hacienda del Ayuntamiento de Galdakao. Era la primera vez tras cuarenta años de dictadura que un gobierno elegido por el pueblo entraba en aquel Consistorio, una entidad "en ruinas" que había que levantar con mucho trabajo y dedicación.



Es precisamente la palabra trabajo la que ha acompañado la vida de este natural del barrio de Elexalde, fallecido el pasado sábado a sus 88 años. Comenzando por su labor en el Ayuntamiento, al que entró "como teniente alcalde en unos tiempos muy duros", tal y como asegura Juanma Yurrebaso, el que fuera presidente de la junta directiva del PNV galdakoztarra. "No había dinero ni para comprar un tiesto. Pero ahí estaba Justo para solucionarlo", alaba el que fuera compañero suyo en aquella legislatura. Aunque era treinta años más joven, Juanma mantiene un recuerdo muy vivo de su colega. "Justo abandonó el Ayuntamiento cuatro años más tarde, dejándolo totalmente saneado. Si en la campaña electoral se habían prometido cien proyectos, con Justo se pudieron hacer trescientos", rememora Juanma.

"Mi padre recordaba esa fecha como una época de mucho trabajo pero muy satisfactoria porque de verdad creía que la labor que había hecho merecía la pena", apunta su hijo Fernando.

Justo celebraba su cumpleaños cada 14 de septiembre, día grande de Galdakao y en plenas fiestas patronales. 

Cuando llegó al Ayuntamiento se encontró con una institución "en ruinas" que había que levantar.

Además de trabajador, Justo era "serio, correcto y responsable". "Tenía una forma de vida muy metódica. Nunca se perdió con nosotros en los bares, se cuidaba mucho y siempre iba a comer a casa", añade Juanma.

Aparte de su labor como político, este vecino se ganó el pan en Tenería Bilbaína, primero como administrativo y después como gerente hasta que se jubilara en 1983. Esta empresa ubicada en el barrio de Urreta trabajaba la piel. "Hacían desde guantes hasta correas para las máquinas de Altos Hornos" pasando por las suelas para la Yanco, la firma mallorquina de zapatos de lujo, explica Fernando.

Siempre al día. Tras su jubilación, Justo seguía interesándose por todo lo que ocurría a su alrededor. No había día que no se pasara por el batzoki que ayudó a levantar, para enterarse de las últimas novedades acontecidas dentro y fuera de las fronteras galdakoztarras.

Informarse a diario, formaba parte de su bien trenzada rutina diaria que comenzaba con la compra de este diario cada mañana. "La lectura de DEIA fue una constante en su vida", apunta Fernando. Tras este desayuno informativo, Justo daba un largo paseo por los montes de alrededor hasta la hora de la comida. Su cuidada huerta y las reuniones con su familia y amigos completaban la corta lista de vicios de este galdakoztarra de pro que llevaba tan adentro a su pueblo que hasta eligió su Día Grande, el de la Exaltación de la Santa Cruz, el 14 de septiembre, para venir al mundo.

Fuente: Deia